Como decía el fallecido Jaime Garzón en su programa Zoociedad por los dias en que ya me comenzaba a enamorar de niñas mucho mayores que yo: Hoy es Miercoles... de 1990! Pues bién, hoy es MARTES... del 2007... y nada más. La rutina sigue haciendo de las suyas. Si yo fuera una caña de azucar, mi trabajo sería un enorme trapiche (manejado, indudablemente, por el burro de mi jefe) que me va exprimiendo lentamente hasta sacar la ultima gota de guarapo de mis entrañas, mientras yo quedo molido en un rincón, completamente deshauciado y resignado a convertirme en abono para mata de sávila.
Verán, mi trabajo tiene sus partes buenas. Mi tarjeta dice que soy el director del departamento de tecnologia en esta empresa. El único problema es que YO SOY todo el departamento de tecnologia. Nadie me supervisa (este blog es prueba de ello), pero asi mismo no tengo colegas con quien hablar a la hora del almuerzo de las últimas tecnologias inalambricas, ni siquiera del ultimo juego de Playstation 3. En su lugar tengo a 7 viejitas chuchumecas que llevan trabajando jijuetantos años para la empresa, y que se reunen a jugar canasta en la cocina mientras comentan entre si los ultimos articulos del Reader's Digest y hablan del ultimo bypass gástrico al que tuvieron que someterse. Como quien dice, todo un cuartel de las feas, pero sin la pechugona.
Mi problema es que hago lo que quiero, pero no de la forma en que quiero. Hay algo que aún no me cuadra del todo en la cabeza cada vez que recuerdo que trabajo para un Judio infeliz que tiene 15 Mercedes Benz parqueados en el garaje (no exagero, el imbécil es coleccionista) a costa de mis conocimientos y habilidades. No conozco la primera persona que haya hecho algo grande por la humanidad trabajando 40 horas a la semana y marcando tarjeta. De por cierto como DETESTO esa @#*%&* máquina de marcar tarjeta; en 6 años de vida laboral nunca me habian humillado de tal forma.
En mi contra está que le tengo un miedo enorme al fracaso, a no recibir ese chequecito quincenal que siempre llega fijo, a no poder pagar algún mes los gastos de la casa. Y, maldita sea, debo admitirlo: la estabilidad es un vicio. Una vez la obtienes, es muy pero muy dificil desprenderse de ella.
Ademas, dicen que una de las claves de tener exito en los negocios es conocer mucha gente, tener contactos. Pues ahí si que me jodí. Mi vida social es tan patética que en el celular mis contactos solo llegan hasta la letra "P." Y eso que es el PLOMERO (porque se llama "Keith"). Digo, qué pasa con los Ricardos, los Tadeos? Y con las Samanthas, Yesenias, Xiomaras y Ubaldinas?? Por que me corren?
Para mi sería muy tenaz llegar a los 30 (ya en 8 meses) y todavia estar trabajándole a este viejo cacreco. Será que de aqui a alla no he tenido el valor suficiente para irme por mi cuenta? Asi sea de consultante contratado, o vendiendo perros en una esquina con tal de no responderle a nadie por mi tiempo (bueno en últimas, yo tengo una receta para los perros calientes que está ...ufff, de rechupete!)
Ahora si me disculpan, me llaman del trapiche. Tengo cuatro vasos de guarapo para entregar en formato Excel.
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